SEMANARIO INCÓMODO
(editorial de Ariel Magirena para el programa "Radio Técnica" en el canal de Youtube "Radio UTE de hoy)
En menos de dos años de libre circulación de dólares como principal estrategia económica, en un plan de destrucción productiva y cancelación de los deberes del estado, los argentinos fuimos testigos de un crimen aberrante cometido por el narcotráfico, que cobró la vida de 3 jovencitas, una de ellas una niña de 15 años. Los detalles y la causa presunta de la masacre remiten a una realidad que es cotidiana en los países donde el narcotráfico envenena todos los aspectos y sectores de la sociedad.
Un Estado que no sólo habilita, sino que alienta maniobras de blanqueo de divisas se califica claramente como narcoestado. La injusticia social es el perfecto caldo de cultivo para el crimen organizado. Cuando los medios y las aplicaciones naturalizan la usura y la especulación, y construyen el modelo de éxito en torno del dinero, sea como fuese obtenido, la corrupción se instala como cultura y medio de vida.
Un país, en el que sus fuerzas de seguridad apalean, sin pudor ni sentido, viejos cada semana, pero el combate contra las mafias no pasa de una declamación; un país donde el trabajo sin registro roba los derechos y el valor de los salarios; allí, donde la mitad de los trabajadores registrados no cubre las necesidades básicas y padece un sistema de salud desmantelado; un país en cuya ciudad capital es más fácil conseguir un arma que una vacante en una escuela pública, donde un niño de 14 años gana más como soldadito del narco, o una nena de 15 como prostituta, que su padre en un taller metalúrgico o su madre como trabajadora doméstica; donde hay chicos que no han visto trabajar a sus padres ni a sus abuelos y carecen de ejemplos morales y cívicos; ese país, manda un mensaje de invitación a la salida fácil, al fraude y al delito.
Las redes virtuales, claramente creadas como mecanismos de marketing y penetración ideológica, y no como vehículos de comunicación social, reproducen, amplifican y promueven todo tipo de análisis y consideración para distraer y dar impunidad al sistema, de especulación y poder mediante el dinero, que es madre de todos nuestros padecimientos. Cualquiera habla, incluso yo. Pero quien domina es quien nomina y asi el discurso sustantiviza los adjetivos y garantiza la impunidad. Y cuando es así, nadie fue. Al menos, nadie que tenga nombre y DNI para ser enjuiciado y encarcelado, si hubiese justicia. Aunque en este caso particular haya presos, el sistema al que las mafias tributan está lleno de anónimos para identificar.
Todas nuestras guerras cotidianas son cuestiones de poder. No es lucha de clases, ni de sexos, ni de razas, ni de credos. Todo abuso es expresión de poder, sea la explotación laboral como el miedo infundido por el niño más grandote del jardín de infantes sobre sus pares.
El triple crimen de Brenda, Lara y Morena tiene hoy la virtud indeseada de eclipsar la responsabilidad de quienes incluyeron a nuestro país en una lista vergonzosa. Este hecho criminal desvía la mirada de muchos, de un flagelo que también costará muertes, por el que ruega, por estas horas, el presidente Milei como mascota del presidente Trump en Estados Unidos, entregando soberanía en nuestro nombre, sin que, desde ningún sector del amplio espectro partidista representado en los tres poderes de la República, alguien tome medida institucional alguna, ni denuncie el acto de lesa Patria que se comete delante de nuestros ojos.