sábado, 29 de agosto de 2020

Sociedad del trabajo y cultura de derechos (Para el fin del desempleo, la desfinanciación del Estado y la ofensa de la limosna)

 


"Para el capitalismo la renta nacional es producto del capital y pertenece ineludiblemente a los capitalistas. El colectivismo cree que la renta nacional es producto del trabajo común y pertenece al Estado, porque el Estado es propietario total y absoluto del capital y del trabajo. La doctrina peronista sostiene que la renta del país es producto del trabajo y pertenece por lo tanto a los trabajadores que la producen."   (Presidente Juan Perón 2 de mayo de 1950. Inauguración del período de sesiones ordinarias del Parlamento Nacional)  

El empleo informal en nuestro país es uno de los flagelos que consiguen profundizar la pobreza y desfinanciar al sistema jubilatorio, de salud y de seguridad de los trabajadores. Para eliminarlo y promover la creación de empleo genuino se hace necesaria la creación -integrada al esquema del Ministerio de Trabajo- de una Agencia Única Nacional de Empleo que establezca con el DNI el registro de la situación laboral y social aprovechando las herramientas tecnológicas disponibles. 

Cada emprendimiento que demande mano de obra o servicio lo hará obligatoriamente a mediante la AÚNE a través de las filiales locales; y en caso de oferta directa dará inscripción formal, aun en los casos de período de prueba o de empleo estacional o eventual.

El registro permitirá que cunda la alarma digital en los casos de situación irregular -como la falta de movimientos de su cuenta sueldo- y envíe automáticamente un llamado a regularización al CUIT del empleador o CUIL del trabajador cuya falta de respuesta llevará de oficio a una inspección en la empresa y el domicilio particular del empleado para esclarecerla, resolverla, mediar o interponer una medida cautelar en caso de conflicto que afecte el derecho al trabajo y al sustento. El Estado sabrá siempre si un argentino está desocupado y sabrá quién es.

Siendo el horizonte alcanzar el desempleo cero y considerando al trabajo como derecho inalienable y articulador social, la AÚNE ponderará las capacidades y restricciones para tareas en todos los casos y propenderá a ubicar y dar formación a cada trabajador en el sentido de que “en la Argentina cada quien debe producir por lo menos lo que consume” como aporte al desarrollo productivo y la justicia social.

Cada ciudadano que llegue a la mayoría de edad y no acredite incapacidad para toda tarea estará automáticamente inscripto para gozar de los derechos que la Constitución garantiza a todos los trabajadores. Ninguno quedará fuera de la mira ni sin sus derechos (y obligaciones).

Desde el momento de su creación, la AÚNE recibirá del Registro Nacional de las Personas los mismos datos que provee a la autoridad electoral para revisar la situación laboral o social actualizada de los empadronados. Esta política terminará con toda discriminación naturalizada en los “cupos” que estigmatizan a los trabajadores según sus condiciones con la arbitrariedad de un modelo hegemónico fragmentador que clasifica en lugar de resolver. Del mismo modo liquidará el negocio detrás de la desocupación y la pobreza que contamina y distrae la función legítima y estratégica de las Organizaciones Libres del Pueblo hoy convertidas en virtuales clubes de mendigos.

En modo paralelo se promoverá una Ley de responsabilidad social empresaria y se consolidarán convenios entre los sindicatos por rama y el Ministerio de Trabajo para vigilar el cumplimiento de los convenios colectivos como de las normas de seguridad, salud e higiene en el ámbito laboral.

La realidad argentina, desde la última dictadura oligárquica y antinacional, llevó a una inaceptable naturalización del desempleo basada en la crisis del empleo en el mundo capitalista, lo que colisiona frontalmente con el modelo justicialista. 

Aceptar como categoría el desempleo equivale a aceptar el hambre, la pobreza o la discriminación. Por eso en la administración del Estado el Justicialismo tiene históricamente la temática del trabajo abordada con rango de Ministerio como la temática social asociada al bienestar y en otra cartera de la misma jerarquía.

Un desocupado es un trabajador desperdiciado al que el egoísmo del sistema roba su condición y con ella su dignidad.

“Cómo puede ser que en nuestro país, donde todo está por hacerse, haya desocupación?”, se preguntaba Juan Perón en 1972 ante la cámara de Octavio Gettino y Fernando Solanas consultado durante su exilio y proscripción.

El justicialismo aborda el desempleo como un fenómeno de la voracidad de las sociedades de consumo (que Perón calificaba como “del despilfarro”) por la extremación de ganancias que pretende el capitalismo salvaje que denuncia el Papa Francisco y se ejecuta mediante la explotación de los trabajadores. En ese sentido el Estado se ofrece como promotor del empleo, del desarrollo productivo y del bienestar social como el demandante mayor de productos y servicios. La decisión política de compra local, compra nacional y compra a cooperativas activa la creación de empresas privadas y de economía social.

La asunción de la responsabilidad del Estado en la generación del empleo es más importante que cualquier medida paliativa que se intentó, incluyendo las que permanecen vigentes. Crédito fiscal, préstamos subsidiados, aportes para el pago de haberes, planes de fomento y asistencia dejarán de ser parches para crisis de  coyuntura que nunca terminan y se convertirán en políticas activas para el desarrollo productivo en base a estrategias que atiendan al consumo básico de la población y la capacidad adquisitiva del salario con miras a equipararlo con el valor mundial del trabajo. Medidas que son clave al momento de recuperar la cultura de derechos que alguna vez inauguró el peronismo y de la que apenas sobreviven sus jirones.

Ningún gobierno puede verse ni considerarse hoy sorprendido por los ataques del mercado. Formación abusiva de precios, acaparamiento, desabastecimiento, monopolio, cartelización, especulación, evasión y otras maniobras terroristas que pretenden poner al mercado por encima de los derechos humanos son inocultables a los ojos de los trabajadores. Somos los trabajadores los que sabemos dónde está la mercadería escondida, cuánto cuesta producirla y si hay maniobras de vaciamiento o algún mecanismo de fraude cometido por su patronal. Por eso la sociedad entre el gobierno, la fuerza de trabajo y la producción debe ser virtuosa, justa y transparente entendiendo por fin que no es la riqueza la que genera trabajo sino el trabajo el que genera riqueza.

@Arielmagirena


Sociedad del trabajo y cultura de derechos (Para el fin del desempleo, la desfinanciación del Estado y la ofensa de la limosna)|Por Ariel Magirena – NCN


martes, 4 de agosto de 2020

DEUDA EXTERNA. épica de la rendición

3 grupos administradores de los saqueadores de la Argentina celebraron esta madrugada el acuerdo sobre la deuda externa que garantiza la impunidad de sus administrados y la continuidad de la metodología de robo del capitalismo central y sus socios locales a nuestro país mediante fraude y fuga. Argentina acaba de renunciar a investigar y a repudiar la deuda odiosa y permite al gobierno pasado volver a ser alternativa electoral para un eventual nuevo gobierno en una carrera que encabeza el "amigo" Horacio Rodríguez Larreta. El rescate de bonos y recambio por nueva deuda aniquila la trazabilidad y compromete al actual gobierno. Sus tenedores de convierten en anónimos y los delitos son indultados de facto. La clase política argentina es socia del saqueo, por eso todo el espectro se apresura a aplaudir el nuevo sometimiento voluntario sobre el cual el Pueblo no fue consultado y resultará víctima por generaciones. Pero, además, la Argentina está cometiendo un papelón internacional al proceder exactamente en contrario de la posición propia con la que consiguió en la ONU un repudio internacional de la mayoría de los países del mundo contra los fondos buitre y los mecanismos de fraude sobre las deudas soberanas, luego de una histórica presentación de la ex primera mandataria Cristina Fernandez.
@arielmagirena

domingo, 2 de agosto de 2020

LA RENTA UNIVERSAL Y EL FIN DEL TRABAJO





Para terminar con el "costo laboral" terminarán con el trabajo. 
Los foros y las fundaciones "humanistas" que financian la reducción poblacional y la fragmentación social alientan en el mundo la "renta básica universal" para la subsistencia de los que no forman parte del plan de la etapa superior del capitalismo. De ese modo limitarán la protesta y solventarán a los sobrevivientes mansos mientras la humanidad llega al mínimo ideal. 
En la Argentina un progresismo extraviado de la realidad de un país precarizado y tecnológicamente atrasado aduce que es la salida adecuada frente a la destrucción del empleo que genera la automatización de los procesos productivos y que permitirá contener a la vieja generación incapaz de incorporarse al trabajo digital. 
Viven en un universo paralelo. 
No nos sorprende que el cristinismo secunde hoy propuestas instaladas por el macrismo durante su mandato. Como cuando alentó la campaña "Ni una Menos" y la Ley de aborto (demostrando que la "grieta" es falsa y son socios en la agenda) fue Mauricio Macri el que introdujo el debate durante su gobierno. Naturalmente su condición de clase imaginó una renta con contraprestaciones soñando que serviría a los suyos para tomar mano de obra eventual que estaría pagada por el Estado. El ajuste brutal del macrismo aniquiló el empleo y el salario pero, habiéndolo consumado por encima de lo que exigía el FMI, el progresismo le rinde mucho mejor al capitalismo financiero ya que le sobran recursos intelectuales para justificar cualquier cosa: ayer victimas, hoy son maestros de la "posverdad".  
Por encima de eso se encuentra el acuerdo que le permitió dominar la estructura del Partido Justicialista y mantiene quietos a los principales sindicatos y al peronismo, oportuna y generosamente infectado de micropolítica y marketing.
Una sola clase social hegemoniza la política en nuestro país y el resultado es que la agenda que abarca todo el espectro electoral tiene eje en reivindicaciones micro y de sector que niehan las de interés social. A esta altura no les importa que el Estado emita y empeore la inflación y AF se resiste apenas a que todo le estalle en las manos.
Para consumar con éxito su cometido de aniquilar todo lo que queda en la memoria y el corazon del Pueblo de un proyecto de país necesitan terminar con la cultura de derechos y alentar la del ego. La sociedad liquida ha creado al ser liquido y a ese se dedica el marketing político hoy. Nadie se desarrolla en una sociedad que no se desarrolla. 
El resultado en los individuos es furia, desaliento y frustración. 
Incapaz de dar respuestas a la sociedad el gobierno propone la rendición moral. En la frustración el individuo sucumbe a la duda del propio ser y para eso está la ideología de la fragmentación que le da tetas a un señor con conflictos de identidad sexual pero le niega carne a la dieta de los niños. 
Una sociedad que viola sus prioridades sociales revela su degradación moral. Una sociedad moralmente rendida no se organiza ni vence.
La cultura del trabajo es el ultimo frente de resistencia de un pueblo digno.
Una renta universal se convertirá en el fin de las paritarias y del empleo registrado e instalará una cultura antitrabajo que reforzará la "grieta". Ese ingreso será el verdadero salario básico y el ariete con el que derrumbarán por fin los derechos laborales. Los que habitamos suelo argentino seremos extorsionados a aceptar migajas como sueldo ya que las patronales calcularán que ese monto ya está en el bolsillo familiar y el trabajador no denunciará la vileza para no quedarse sin nada. Es plan, El "individuo"  decidirá someterse voluntariamente al abuso y garantizará la miseria al colectivo que, además, verá caer la capacidad adquisitiva de la limosna estatal como ocurre ya con las asignaciones y las jubilaciones, aún peor que sobre los salarios que son defendidos (mal que bien) por los sindicatos. 
La precarización de facto también destruirá la organización sindical al vaciarla de afiliados y aportantes como ocurrió durante la década de los '90 con burocracias siempre listas para el negocio corto.
"No puede haber desocupación  en un país donde todo está por hacerse" dijo Perón en 1972. Podríamos ir por un plan de desarrollo económico sostenido en el trabajo, por la planificación y por pleno empleo pero nos proponen elegir la sepultura que nos tiene destinada el proyecto colonial. La clase política y la élite intelectual nos están tendiendo una trampa.
Démosle una mala noticia

@Arielmagirena