domingo, 2 de agosto de 2020

LA RENTA UNIVERSAL Y EL FIN DEL TRABAJO





Para terminar con el "costo laboral" terminarán con el trabajo. 
Los foros y las fundaciones "humanistas" que financian la reducción poblacional y la fragmentación social alientan en el mundo la "renta básica universal" para la subsistencia de los que no forman parte del plan de la etapa superior del capitalismo. De ese modo limitarán la protesta y solventarán a los sobrevivientes mansos mientras la humanidad llega al mínimo ideal. 
En la Argentina un progresismo extraviado de la realidad de un país precarizado y tecnológicamente atrasado aduce que es la salida adecuada frente a la destrucción del empleo que genera la automatización de los procesos productivos y que permitirá contener a la vieja generación incapaz de incorporarse al trabajo digital. 
Viven en un universo paralelo. 
No nos sorprende que el cristinismo secunde hoy propuestas instaladas por el macrismo durante su mandato. Como cuando alentó la campaña "Ni una Menos" y la Ley de aborto (demostrando que la "grieta" es falsa y son socios en la agenda) fue Mauricio Macri el que introdujo el debate durante su gobierno. Naturalmente su condición de clase imaginó una renta con contraprestaciones soñando que serviría a los suyos para tomar mano de obra eventual que estaría pagada por el Estado. El ajuste brutal del macrismo aniquiló el empleo y el salario pero, habiéndolo consumado por encima de lo que exigía el FMI, el progresismo le rinde mucho mejor al capitalismo financiero ya que le sobran recursos intelectuales para justificar cualquier cosa: ayer victimas, hoy son maestros de la "posverdad".  
Por encima de eso se encuentra el acuerdo que le permitió dominar la estructura del Partido Justicialista y mantiene quietos a los principales sindicatos y al peronismo, oportuna y generosamente infectado de micropolítica y marketing.
Una sola clase social hegemoniza la política en nuestro país y el resultado es que la agenda que abarca todo el espectro electoral tiene eje en reivindicaciones micro y de sector que niehan las de interés social. A esta altura no les importa que el Estado emita y empeore la inflación y AF se resiste apenas a que todo le estalle en las manos.
Para consumar con éxito su cometido de aniquilar todo lo que queda en la memoria y el corazon del Pueblo de un proyecto de país necesitan terminar con la cultura de derechos y alentar la del ego. La sociedad liquida ha creado al ser liquido y a ese se dedica el marketing político hoy. Nadie se desarrolla en una sociedad que no se desarrolla. 
El resultado en los individuos es furia, desaliento y frustración. 
Incapaz de dar respuestas a la sociedad el gobierno propone la rendición moral. En la frustración el individuo sucumbe a la duda del propio ser y para eso está la ideología de la fragmentación que le da tetas a un señor con conflictos de identidad sexual pero le niega carne a la dieta de los niños. 
Una sociedad que viola sus prioridades sociales revela su degradación moral. Una sociedad moralmente rendida no se organiza ni vence.
La cultura del trabajo es el ultimo frente de resistencia de un pueblo digno.
Una renta universal se convertirá en el fin de las paritarias y del empleo registrado e instalará una cultura antitrabajo que reforzará la "grieta". Ese ingreso será el verdadero salario básico y el ariete con el que derrumbarán por fin los derechos laborales. Los que habitamos suelo argentino seremos extorsionados a aceptar migajas como sueldo ya que las patronales calcularán que ese monto ya está en el bolsillo familiar y el trabajador no denunciará la vileza para no quedarse sin nada. Es plan, El "individuo"  decidirá someterse voluntariamente al abuso y garantizará la miseria al colectivo que, además, verá caer la capacidad adquisitiva de la limosna estatal como ocurre ya con las asignaciones y las jubilaciones, aún peor que sobre los salarios que son defendidos (mal que bien) por los sindicatos. 
La precarización de facto también destruirá la organización sindical al vaciarla de afiliados y aportantes como ocurrió durante la década de los '90 con burocracias siempre listas para el negocio corto.
"No puede haber desocupación  en un país donde todo está por hacerse" dijo Perón en 1972. Podríamos ir por un plan de desarrollo económico sostenido en el trabajo, por la planificación y por pleno empleo pero nos proponen elegir la sepultura que nos tiene destinada el proyecto colonial. La clase política y la élite intelectual nos están tendiendo una trampa.
Démosle una mala noticia

@Arielmagirena

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